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Regar las plantas de marihuana de forma correcta es una de las garantías de éxito para tu cultivo. Con regar bien nos referimos a regar en el momento justo con la cantidad de agua necesaria y de buena calidad. En el siguiente artículo os vamos a explicar cómo y cuándo regar la marihuana para conseguir una cosecha óptima y evitar el estrés hídrico que podría producir hermafroditismo en las variedades feminizadas.

La importancia de la calidad del agua en el riego de plantas de marihuana

El agua de la lluvia es una de las mejores opciones para regar la marihuana, siempre que no proceda de entornos urbanos porque podría contener partículas contaminantes y convertirse en lluvia ácida. Debemos tener en cuenta que no siempre se pueden montar sistemas para recoger el agua de la lluvia por lo que será necesario hacer uso del agua del grifo.

El primer paso para obtener una buena cosecha es analizar el nivel de pH ya que nos indicará el grado de acidez o alcalinidad del agua. En una escala del 0 al 14, siendo 7 el neutro, 0 sería el máximo de acidez y 14 el máximo de alcalinidad. Un pH neutro estaría entre 6,5 y 7,5. Las plantas de cannabis se desarrollan mejor en medios que estén entre el 5,5 y el 6,5, ligeramente ácidos.

Para regular el pH es importante usar reguladores orgánicos para dejar el agua de riego con unos niveles óptimos para el cultivo.

El agua de boca puede tener, además, niveles demasiado altos de sodio, calcio, azufre, cloro o sales alcalinas que pueden ser beneficiosos para el consumo humano, pero no tanto para el cultivo de la marihuana.

¿Con qué frecuencia se riega la marihuana?

La necesidad de agua o la frecuencia de riegos que necesita cada planta no es la misma durante todo el cultivo, ya que en el inicio del cultivo debes regar en menos cantidad, y a medida que vaya creciendo la planta necesitará una mayor cantidad de agua, además de nutrientes.

Para saber con qué frecuencia regar puedes guiarte por algunos factores importantes:

-Tamaño de la planta y de la maceta: Las plantas de marihuana cuando comienzan a crecer tiene la raíz muy pequeña y es por ello por lo que tendrás que regar con cuidado, ya que si la raíz pasa tiempo sin poder oxigenarse se ahogará la planta.

Cuando la planta se hace más grande su sistema radicular aumenta por lo que tendrás que regar con mayor frecuencia. Las plantas en floración necesitarán riegos más abundantes y frecuentes.

-Condiciones medioambientales: Para los cultivos de interior debes crear condiciones medioambientales adecuadas para las plantas en cuanto temperatura, humedad, ventilación, entre otros, generando un clima estable.

Por otro lado, en los cultivos de exterior no podemos controlar las condiciones medioambientales, pero si podemos ayudar a las plantas cuando se presenta un ambiente desfavorable como por ejemplo temperaturas muy altas que hacen que las raíces se calienten demasiado, en este caso la planta necesitará mayor cantidad de agua.

Te recomendamos usar macetas blancas o Smart Pot, estas últimas permiten la respiración directa de la raíz, además es importante que observes cada día el estado del sustrato y de las plantas para encontrar un equilibrio en los riegos.

Para saber si necesitas regar las plantas de cannabis en maceta, una buena opción es tener a mano un humidímetro que puedes hundir en un lateral procurando no dañar las raíces. El humidímetro te dará una lectura precisa del grado de humedad del sustrato. Son aparatos sencillos y económicos que te ayudarán a evitar excesos o falta de riego hasta que no tengas la experiencia suficiente para valorarlo con el peso de la maceta o por contacto. Para regar el cannabis plantado en plena tierra lo más recomendable es, si es posible y el terreno lo permite, instalar un sistema de riego automático. Estos sistemas se componen de un programador que automatiza la hora, la frecuencia y el tiempo de funcionamiento, que sumado al caudal de los goteros te permitirá controlar al completo el riego.

-Textura de la tierra: Las tierras buenas para macetas son ligeras, esponjosas, no se apelmazan y retienen bien la humedad.

Métodos de riego

Existen diferentes tipos de sistema de riego que puedes utilizar en tu cultivo, deberás tener en cuenta las necesidades de este y elegir el que mejor se adapte.

Riego manual: Este tipo de riego es el tradicional. Se realiza mediante el uso de regaderas, mangueras o lanzas de riego de forma no automatizada. El inconveniente que presenta es que requiere más tiempo que otros métodos de riego.

Riego por inundación: Mediante este método las plantas absorben el agua de un plato de riego o una bandeja inundada.

Riego automático: Son aquellos que se emplean mediante el uso de un depósito de agua, así como una bomba de impulsión de agua, mangueras de riego, tubos y goteros para el reparto del agua. En algunos riegos automáticos se usan temporizadores de riego para que sea un cultivo 100% automático.

Todos los sistemas de riego automático necesitan una presión mínima para poder funcionar. Si el agua proviene de un tanque, será inevitable instalar también una bomba para tener suficiente presión. Asegúrate de tener una frecuencia y duración de riego que permita que el agua llegue a las raíces más profundas, sin encharcarlas.

 

Como habrás comprobado con este artículo, el riego es fundamental en el cultivo de plantas de marihuana y está íntimamente ligado a la salud del sustrato y de la planta.

Sabiendo todo esto tendrás dominada la técnica del riego para tus cultivos. Si aun así te has quedado con alguna duda, siéntete libre de preguntarnos por la vía que tú quieras, estaremos encantados de seguir charlando acerca de este maravilloso mundo del cannabis.

El pelado o manicurado, es el método mediante el cual libramos a nuestras flores del exceso de hojitas de azúcar que las recubren. Este proceso es muy importante, ya que determinará la calidad final de nuestra cosecha, y, por lo tanto, sus efectos y beneficios.

Es imprescindible hacerse con el material adecuado para esta tarea, unos buenos guantes, unas tijeras de calidad y un producto específico para la limpieza de las herramientas de corte.

A la hora de pelar nuestras plantas podemos elegir si hacerlo antes del secado o después, eso dependerá sobre todo de las condiciones atmosféricas del lugar donde vivimos, pero también hay otros factores que debemos tener en cuenta, ya que la decisión de hacer el manicurado antes o después del secado de los cogollos tiene sus pros y sus contras, pero vamos a empezar desde el principio.

Es necesario tener en cuenta que, antes de proceder a la cosecha, es necesario que hagamos un lavado de raíces a nuestras plantas, sobre todo si se han usado fertilizantes de origen mineral que dejan residuos en nuestras plantas y sustratos. Para ello puedes usar solo agua o aplicar productos específicos para este cometido, pero tendrás que hacerlo como mínimo dos semanas antes. Este paso es muy importante porque las plantas retienen algunos compuestos de los fertilizantes y eso acaba en nuestro organismo, además notarás que si no limpias las raíces los cogollos tienen peor aroma y sabor. Al fumar, estos residuos afectan a nuestra garganta, provocando picor y tos.

Para proceder a la cosecha podemos cortar la planta por la base o ir podando rama a rama. En las plantas de exterior es mejor realizar la poda por la mañana y en el caso del cultivo indoor lo recomendable es hacerlo cuando encendemos los focos. Al hacerlo en este momento nos aseguramos de que la marihuana está cargada de resina, ya que es durante las horas de oscuridad cuando la planta produce más resina.

Una vez comenzamos la cosecha es hora de decidir si pelamos en seco y en verde.

Pelado en seco

Cuando hablamos de pelado en seco nos referimos a secar la planta con todas las hojas y realizar el pelado después. Este proceso es adecuado si vivimos en una zona con altas temperaturas y poca humedad ya que así la marihuana se secará poco a poco y el riesgo de aparición de moho será menor.

Al dilatar el tiempo de secado conseguiremos que los cogollos pierdan más clorofila logrando un aroma y un sabor más agradable. Si probáis las dos técnicas seguro que notáis la diferencia y apreciáis mejor los matices y las cualidades organolépticas de la cepa.

En el caso de que vivamos en una zona donde el clima es húmedo debemos tener precaución para que los cogollos no se vean afectados por hongos y arruinen nuestra cosecha.

Uno de los inconvenientes de este método es que nos va a ser más difícil dejar el cogollo limpio. Esto se debe a que durante el secado el cogollo queda más prieto y es más difícil acceder a pequeñas hojas. Debemos tener paciencia para realizar el proceso con delicadeza y no afectar a demasiados tricomas y perder resina. Como es inevitable que caigan restos de resina en la superficie en la que estamos trabajando se recomienda hacerlo en una mesa de trabajo. Si lo hacemos así podremos recuperar los tricomas que se van desprendiendo mientras manipulamos los cogollos.

Con el método de manicurado o pelado del cogollo en seco obtendremos flores más apretadas, más sabrosas y, por supuesto, mucho más atractivas a la vista.

Pelado en verde

Este método permite que la marihuana se seque antes y nos facilitará el trabajo ya que cuando aún están húmedas es más fácil el manicurado. Es ideal si estás empezando y no tienes mucha experiencia, además no perderás tanto tiempo como con el pelado en seco.

Algunos cannabicultores lo hacen con la planta aún enraizada porque les resulta más fácil así, estando la planta de pie. Para hacerlo de esta forma es necesario usar tijeras profesionales y diseñadas para este tipo de uso, no uses cualquiera que tengas por casa. Recuerda limpiar todos los utensilios antes y después para eliminar residuos y agentes patógenos que puedan contaminar nuestros cogollos.

El pelado en húmedo o verde nos ofrece una seguridad mayor a la hora de evitar la aparición de moho que pueda arruinar nuestras flores pero, en contra partida, obtendremos unos cogollos menos apretados y por tanto, con una apariencia no tan atractiva.

Pelado mixto

Esta opción se caracteriza por la retirada de una mayor cantidad de hojas del cannabis, sobre todo las exteriores, dejando las que están más pegadas al cogollo. Una vez pelada ya sea entera o por partes ponemos la planta a secar, después repasamos los cogollos hasta dejarlos perfectamente manicurados.

Con esta técnica mixta de peleado húmedo y seco conseguimos controlar la humedad, aunque suponga hacer un doble trabajo.

El pelado nos ofrece la posibilidad de obtener flores de mejor apariencia, con una fumada más potente y un humo más suave, la concentración de cannabinoides será mayor al tener menos materia vegetal y además nos ayudará a evitar la aparición de hongos.

El manicurado de las flores es un arte por lo que cada cultivador debe de encontrar su estilo. ¡Prueba las distintas técnicas que te planteamos y encuentra la tuya!